La tendencia mundial hacia un mayor consumo de bolsas de papel por provenir de fuentes 100% renovables, reciclables y biodegradables es palpable.
La Comisión europea frena el consumo de las bolsas de plástico por medio de leyes que prohíben o limitan su uso futuro.
Utilizando papel para envolver o bolsas de papel el comercio ayuda al freno del cambio climático, ya que la fibra de celulosa mediante la fotosíntesis retiene CO2 y 1 kilo de papel almacena de por vida 1,3 kilos de CO2.
Conscientes del papel en todo el proceso productivo, aplica una cuidados política medioambiental empleando una tecnología limpia, materias primas sostenibles, tintas al agua y procesos reductores de las emisiones de CO2